La primera de las tres, que fueron muy similares... |
El mar presentaba unas condiciones inmejorables, quizá con algo más de oleaje del que creía que me iba a encontrar en un principio, pero sin duda con un aspecto ideal. Ese día pude empezar a pescar antes de que oscureciese, por lo que comprobé en el primer lance, que todavía había restos de algas (posidonia) del fuerte oleaje que había habido en días precedentes y que se habían arrancado de un alguero cercano.
Con las cañas ya en acción de pesca, no habían pasado ni quince minutos
cuando en una de ellas, una sutil picada delataba que al otro lado de la línea,
alguien se había interesado por un buen trozo de llobarré. Mientras me
aproximaba para coger la caña, el puntero de esta se empezó a arquear
violentamente, lo que me obligó a esperar unos instantes, antes de sacarla del
cañero y empezar a trabajar la pieza.
Después de unos minutos de tira y afloja, ponía en seco la primera dorada,
un buen ejemplar con el que iniciaba la jornada de una manera sensacional.
Siempre que puedo, utilizo cebos blandos si la morralla no está activa.
Gusanos como la lombriz catalana, el llobarré o incluso la funda, me han dado
excelentes capturas, siempre que las condiciones han sido las propicias.
Al cabo de un buen rato y después de un período, en el que la única
actividad que hubo fue la captura de un par de mabras (herreras), otra bonita
picada me aceleraba el pulso durante un rato. El resultado, otra buena dorada
muy similar a la primera, que esta vez había sucumbido a un canuto de tita, en
el que había escondido un anzuelo modelo Chinu del nº 4, de la marca Mustad.
Un buen canuto de tita, alternativa al cebo blando |
Una vez cebada y vuelta a lanzar, al poco de estar en el agua, la otra caña
volvía a delatar picada. Con la típica destensada de línea, lo primero que
pensé fue que sería otra mabra, similar a las que había cogido anteriormente. Nada
más lejos de la realidad, cuanto tuve la caña en la mano noté que no era una
herrera, los inconfundibles cabezazos la delataban, era otra dorada.
Con esta última captura, decidí dar por concluida la jornada a una hora
prudencial, con un botín que no siempre se suele conseguir. En este tipo de
pesca, son más los días en los que vuelves a casa de vacío o casi, que días con
resultados como este.